viernes, 13 de diciembre de 2013

El novio de una enfermera

13/diciembre/2013'<3

Ella dice que me cuida. Que ha procurado mi bienestar, mis comidas, y sospecho que incluso mis hábitos intestinales. Por dios, me procura tanto que comienzo a sentirme asfixiado.
Cuando comenzó a elegir mis camisas acorde al color de sus vestidos, pensé que era algo normal, que podría dejarlo pasar, aun cuando el blanco es mi color favorito y el que ella más evita. En el momento en que los gritos afinados y las largas notas agudas resonaron en mi departamento, decidí que podía vivir con ello, que quizá era música aunada a su estado hormonal. Inclusive cuando mi cuarto de baño fue invadido por instrumental variado y suplementos para recibir aquella visita mensual  suspiré fuerte e imagine que, ciertamente, “era normal” (aunque el hecho de guardar jeringas, vendas, gasas, y toda clase de artilugios me es escalofriante).
Pero por amor del señor, ¿era necesario reemplazar mis papas fritas de reserva con zanahorias bebe*?
¿Qué sucede con ella, que de un tiempo para acá quiere controlar todo?  Hasta me mira mal si de casualidad unas ojeras se han pintado en mi rostro.  Me ha tirado mis zapatos favoritos alegando que “no eran buenos para mi columna”, y los ha reemplazado por unos horribles, espantosos.  
Sus ojos parecen taladrarme cuando pido una hamburguesa, y su voz suave y queda murmura “No cariño, mejor una ensalada, he sacado tu IMC* y es lo que más te conviene”. Por si fuera poco ya no se me permite comer en cualquier puesto ambulante pues “¿No he pensado en la cantidad de microbios que habitan en el aire, en donde se lavan las manos esas personas que atienden, donde van al baño?” ¡Vaya dolor en el trasero!.
Entre beso y beso me pregunta si es que me he lavado los dientes, y por el estado de aquella herida secreta. Incluso me comenta que me conseguirá una pomada, por si no fuera lo suficientemente vergonzoso, frente a todos.
Cuando vamos a mi casa, le recomienda a mi mamá cocinar con menos grasa, y a mi hermana que salga a hacer ejercicio con su marido “Media hora de caminata al día es suficiente”, y luego sonríe. Sonríe de manera cálida y especial y todos parecemos olvidar por un momento que atenta contra nuestros hábitos establecidos desde hace años, edificados sobre esta casa en el mismo momento en que empezamos a criarnos.
Ni siquiera teme a que la engañe. “Allá tú y tu pene” dice, la muy desgraciada, sin temor a mencionar ninguna parte de mi querida anatomía “Las ITS* no se me van a pegar a mí”, para luego acariciar mi mejilla, en un gesto adulador, y decir “Y tus amiguitas muy sanas no se ven”.
¡Por amor del señor! ¡Me exaspera tanto!
Pero entonces llega con una sonrisa triste, una lagrimita traicionera cruzando su mejilla, la mirada perdida y me cuenta de aquel paciente que tuvo tanto tiempo, y “que no lo logro”.
Llama la vecina, aquella que siempre le hace groserías y le hace malas caras, y ella rápido va a ponerle una inyección. También, todos los días se aparece a eso de las diez en la puerta de don Rubén, el vecino mas viejito del edificio, y le toma la presión. “No se olvide de tomarse sus pastillas”, decía, para al día siguiente llegar con un organizador ideal para él.
De repente mi hermana va a dar a luz y es ella quien asiste el parto, y  quien victoriosa cuida de su sobrina lo mas que se pueda.
Es ella quien cuida de mis papás, y les consigue programas personalizados de alimentación y ejercicio.
Y sobre todo, es ELLA, esa pequeña controladora, ideática, perfeccionista, cuidadosa, obsesiva mujer la que más me ama en el mundo. Tanto es así que emprende miles de acciones en pro de mi salud, aunque estas signifiquen aguantar una noche de fiebre del troglodita más grande del planeta, o simplemente preguntar “¿Cómo te fue en tu trabajo, cariño?” e iluminar todo con esa sonrisa tan grande que tiene.
Aunque es cierto que a veces no la entiendo (sobre todo cuando menciona todos esos síndromes y enfermedades de las que yo no suelo tener conocimiento), y jamás me pasara por la cabeza como es que hace tanto por tan poco (monetariamente hablando, porque jura y perjura que cuando los pacientes dicen “gracias” todo ha valido la pena), yo también la amo.
Porque si, es acostumbrarte a un ritmo nuevo y diferente de vida, pero no hay nada mejor en el planeta que ser novio de una enfermera.



*Zanahorias bebe = Una variedad de zanahorias realmente pequeñas.
*IMC = Indice de Masa Corporal
*ITS = Infecciones de Transmisión Sexual
Inspirado un poco en lo que veo día a día. 



viernes, 15 de noviembre de 2013

Para mi hermana, y claro, su panza.

15/noviembre/2013'<3

Hay momentos en la vida de toda persona que son tristes, decepcionantes, dolorosos, deprimentes, e incluso, crueles. Recuerdos de situaciones que en dado momento te han hecho sufrir, derramar algunas lágrimas y orillan a pensar que la vida no tiene más sentido, que es quizá más de lo que podemos manejar y que simplemente el humano está hecho para reír, no para llorar.
Pero todo eso no es cierto.
El primer sonido de cualquier humano al llegar al mundo, es un llanto. Débil o potente, inducido o propio, producido por unos pequeños pulmones propios de un ser que en ese momento jamás se imagina que serán precisamente las lagrimas las que marquen más profundamente su existencia.
En este momento hay aproximadamente 3 623 181  embarazos solamente en mi país. Casi cuatro millones de bebes que, albergados en el vientre de una madre, esperan ansiosamente a conocer el mundo. Al poner tantos ceros a un número, creo estar hablando de una cifra exorbitante, pero cuando una persona allegada a ti te dice que ella es quizá el último dígito de esa monstruosa cifra, todo cobra otro sentido, todo parece de pronto un poco más real.
Y es que hoy me he enterado de que, por primera vez en mi vida, seré tía.
Nadie puede tener una idea de la cantidad de veces que lo desee, dije y pedí expresamente. Sonreía, y medio en broma, medio en verdad, siempre usaba la misma clase de expresiones burlescas y con tinte sarcástico. Hoy, que es una realidad, me admiro porque no puedo concebir que mi hermana, aquella con la que compartía habitación, muñecas, cepillos y una vez crecida incluso ropa, vaya a tener un bebé.
 He meditado filosóficamente al respecto (bueno, tan filosóficamente como me lo permite el oír a los Smiths y ver el techo de mi habitación) y no llego a nada claro. Primero decidí dejarlo pasar por alto, felicite educadamente y seguí con mi vida. No habían pasado siquiera cinco días cuando me descubrí observando juguetes para bebé en una tienda departamental, siete días y sonreír al ver fotos de bebés en mis clases de enfermería, y por último, once días después deliberando conmigo misma si sería mejor un sobrino hombre o una sobrina mujer y que nombre sería bonito.
¡Mierda!
¡Estoy emocionadísima!
Admito que los bebés suelen parecerme unas masas productoras de materia fecal y consumidoras inagotables de alimento y pañales. Incluso, cuando nacen no tienen el aspecto precisamente encantador que todos imaginan, y a pesar de que trabajaré con ellos, no son mis seres favoritos en el universo hasta que más o menos aprenden a ir al baño. Pero pensar repentinamente en un niñito en la familia, en alguien diciéndole a mi mamá “abuela”, a mis hermanos cargando al futuro malcriado de la familia me hace replantearme las cosas.
Es como encender una luz extraña dentro de todos que nos mantiene expectantes a lo que pueda suceder, a cómo será,  a si le podré enseñar a decir malas palabras, o si lo podré pasear en mi auto. A si podre comprarle dulces como para podrir su dentadura (y la de mil niños más) y a si será posible enseñarle desde muy muy pequeño a venerar a los Beatles.
Y es entonces cuando caigo en cuenta de la eternidad que falta para que nazca, y guardo mi emoción antes oculta en un pequeño baúl, justo al lado del corazón. Sé que cada latido provocara un bamboleo en este, provocando un sonido similar al que hacen los piecitos de un niño al caminar por tu vida.

Te esperamos con ansia, pequeño/a. 

martes, 12 de noviembre de 2013

Mi postura ante la educación

12/nov/2013'<3
Durante años y años me he formado como estudiante en diversas instituciones y en diversos lugares. Si bien es cierto que en todas ellas he aprendido cosas nuevas, me he ido adiestrando en diversas cosas y he avanzado en mi camino como futura profesional, he llegado a un punto en el que me cuestiono muchas cosas.
Se dice que la postura es asumir un punto de vista solido, desarrollado a través de la reflexión y el conocimiento. La educación, en cambio, se sugiere como un proceso donde se materializan conocimientos, habilidades, conductas y valores. Postura en educación, conlleva por tanto, adquirir una visión propia sobre tal proceso que hemos vivido en carne propia desde el momento en que nacimos, y que nunca deja de estar vigente. Significa hablar de nuestro día a día, y de algo que haremos hasta la muerte. 
Reflexionando me doy cuenta que mi educación ha sido bancaria desde el principio. Mis maestros, aunque muy respetables, se empeñaron en llenarnos como vasijas. Muchas algunas veces dijeron que se sentían obligados a enseñarnos algo que  no tendría aplicabilidad alguna en nuestra vida. Si bien es cierto que aprendí muchas cosas, y que sin estas no estuviera donde estoy en este momento, he comenzado a sentirme incomoda al respecto, e incluso un poco molesta.
¿Cuándo se dijo que las palabras entraban a golpes, que un borrador lanzado con diestra disciplina cual francotirador calmaría al niño más inquieto, que infundir miedo en vez de respeto aseguraría una clase tranquila? 
Empecé a leer tantas teorías educativas, y querer saber más y más. Leí sobre esos genios, aquellos como Freud, Piaget, Maslow, y preguntarme como nacieron esas ideas, si es que un día sentados en sus pupitres acallados por la fuerza, reprimidos al grado de ser jarrones que rellenar, pensaron “necesito cambiar las cosas”, y sentir esa misma necesidad, esa que te invita a encender lámparas de reflexión, a atreverse a ser, por una sola vez, diferente.
No creo en las clases totalmente calladas, porque nunca lo he vivido. No creo en el maestro sabelotodo, porque son humanos y también se equivocan. No creo en la repetición, en contestar preguntas, y en estudiar sin analizar, porque el no saber la razón no te da fundamentos para absolutamente nada. No creo que tener el cabello arreglado y corto, como decían en primaria, influya en absolutamente nada para el aprendizaje. No creo que vestir de uniforme, de manera igual a mi compañero, haya funcionado absolutamente de nada en mi secundaria, y respecto a mi prepa, cantar su himno personalizado cada lunes no me hizo sentir más sabia. Y sobre todo, no creo que la educación este perdida, porque sé que no soy la única que cuestiona todas estas cosas.
En lo que sí creo es en una educación basada en la integridad de las personas. En aceptar que somos seres pensantes, si, pero también seres que sienten, que viven cosas distintas día a día, que necesitamos no solo de aprender a aprender, sino también de aprender a sentir, aunque sea un poco.
Creo en una educación en que el maestro y alumno sean iguales, en una educación en la que el alumno sepa su potencial y confié en el, en la que prepare sus clases como el ser capaz que es y exponga con soltura, porque esta ante sus iguales, no ante seres destructivos. Una educación que brinde el suficiente poder en él para que sepa que el cambio siempre está y estará en sus manos, que puede opinar y que puede cambiar las cosas que de alguna manera u otra le estén haciendo sentir oprimido, pobre, o menos. 
Creo en una educación sin fronteras, que enseñe tanto al pobre como al rico, que esté al alcance de todo aquel que quiera aprender, que decida que quiere saber, que quiere crecer.
Creo en una educación que deje libre la esencia del humano, aquella que te hace distinto de todos, porque eres un ser único. Una educación que promueva el amor propio, porque solo a través de este se llega a amar a otros.
Creo en una educación no basada en reglas, porque estas no se imponen, se crean. Veo que si todos los grupos vienen con el respeto implícito, en sus venas, no necesitaran de pedirlo unos a los otros, y mucho menos a gritos.
Creo firmemente en una evaluación propia, más libre, individualizada. Una evaluación que no sea universal, pues no puedes evaluar de la misma manera a un pez y a un ave por su manera de volar, y mucho menos por su forma de nadar. De ninguna manera todos sabremos lo mismo, y mucho menos seremos buenos en las mismas habilidades, pues somos seres distintos, y nos desarrollamos de diferentes maneras. Sin embargo, también creo en una educación que promueva la ayuda, que enseñe al alumno a tender la mano y también a aceptarla.
Creo en una educación que ilumine, y que te enseñe a querer mas, a no darte por complacido, a buscar, a querer y a lograr mucho más de lo que pensaste en un momento. En una educación que acepte que los únicos limites rozan el cielo, y te los impones tú.
Creo también, que mi postura puede sonar a una utopía, pero si otros países han desarrollado sistemas de educación tan avanzados, México no debe pensar si quiera en quedarse atrás.
Se bien que no tenemos los recursos, o que quizá los tenemos y no sean destinados a lo que se deba, que los maestros necesitaran de poner no solo su tiempo, sino su alma en ello, y que los alumnos deberán ver a la escuela no como obligación, sino como el privilegio de estar preparándose día a día para ser alguien en la vida.  La parte pesimista, se bien, se conformara con el sistema actual y dará por terminado ello, pero se dice que si apuntas a la Luna, aun si no caes en ella, al menos aterrizaras entre las estrellas.
Y en conclusión, no propongo milagros, propongo cambios graduales que exigen esfuerzo, y trabajo duro. Propongo una educación basada no en moldear personas que sean aptas para la sociedad, que sean “normales” según los parámetros impuestos desde hace años, ni mucho menos personas listas para un trabajo, sino personas que decidan hacer lo que quieran por amor, por vocación, personas que sepan que hacer y porque, personas criticas, reflexivas, felices.
Por último admito que podría no ser fácil, pero tengo fe en que las cosas fáciles no son precisamente aquellas que valen la pena. 


*Este escrito fue creado para la materia de Metodología de la Enseñanza. Admito que empece a hacer la tarea de mal humor y con falta de inspiración, pues tenía poco menos de una hora para correr a imprimirla, sin embargo, el resultado me gustó. 

domingo, 20 de octubre de 2013

Habladurías

20/octubre/2013 <3

Habladurías


Es curioso el actuar de la gente, pues nos guardamos las ideas y las expresamos en el momento más inesperado, cuando quizá ya no tengan trascendencia o importancia. Con nuestras opiniones la situación no mejora, a veces, solo las decimos para herir, para lograr derribar murallas ajenas, para lacerar corazones.
Porque casi siempre hablamos sin pensar. Las palabras salen de nuestra boca sin ningún filtro, sin control alguno. Expresiones sin sentido son comunicadas, dichas, amplificadas.
Así hablan de ella.
Cuando cruza las calles siente la estela de susurros que deja a su paso. Ya nadie se molesta en decirle nada a la cara, porque todos creen que ha cometido un error. Todos piensan tener el derecho divino de juzgarla, y se atreven, aun con la mano sucia, a señalarla con el dedo.
Claro, la libertad de expresión es citada, y se atreven a colgarse de ese derecho para concluir que lo que ella está haciendo es un error. Que su vida, su futuro, esta arruinado. Que ya nada puede hacer para corregirlo. Incluso se dice, a voz baja y con falsa lastima, que sus sueños jamás se verán cumplidos.
Está embarazada. Y peor aún, como dicen algunos, solo tiene 17 años.  Para rematar, la pequeña (y sin anillo en el dedo anular) mano de ella se pasea con decisión por su ya abultado vientre. Ha decidido tener a ese niño, aun cuando todos consideran que es peor.
¿Quién es el padre? Pregunta la vecina, la amiga, la maestra, e incluso la familia.  La pregunta implícita, piensa ella, es “¿a quién más tenemos que ver mal?”. Y no contesta, lo guarda, lo almacena. Porque duele, porque sabe que murmuros de “tan seriecitos que se veían” se oirán como gritos resonando en su silencio interno.  Calla, porque él no va a responder. Llora, porque esperaba otra cosa.
Los días pasan y el bebito crece. Las pataditas, el ultrasonido y el latir rápido de un corazón emocionan a la futura mamá, y la próxima abuelita sonríe con lágrimas cuando sabe que el nuevo habitante de la tierra se llamara como ella.
Y es cuando nace, cuando ese bebe respira por primera vez y una enfermera dice “Bienvenido al mundo”, que ella sabe que hará la diferencia. Que enseñara a ese bebe a no juzgar, sino a amar. A no hablar por hablar, sino a escuchar. Que intentara que los prejuicios que actuaron en contra de ella, de ambos, no corrompan jamás su corazón.
Cuando por fin él bebe descansa entre sus brazos, y besa su delicada cabezita, piensa que de los errores se aprende, y que este “accidente”, como todos se empeñaban en decir, dio por resultado a la niña más bonita jamás vista.

Entonces, todas las palabras dichas en su contra, valieron la pena. 

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Para mi hijo

19/ septiembre / 2013'


Para mi hijo

Veo tus orbes oscuros y me doy cuenta de que ya no hay salida; me he lanzado a un pozo sin fondo y todo aquello que alguna vez tuvo sentido hoy lo pierde en tu presencia.
Extravío el control de mis propios pensamientos que de repente parecen ser comandados por tu sonrisa sincera y constante; tengo miedo, me admito, de conocer la historia que hay detrás de ella.
Reconozco los grandes muros construidos a tu alrededor y sufro, porque sé que son iguales a los míos y quizá un poco más altos. Sé que tu vida no ha sido fácil, que has sufrido y has sido obligado a crecer rápido en virtud de las circunstancias.
Mi corazón da un vuelco cuando percibo la elegancia de tus movimientos, aquellos que haces de manera tan natural y desenfadada. Es apreciar un arte el simple hecho de verte ahí, sentado, fumando un cigarrillo mientras me señalas con agrado las constelaciones que se forman frente a nuestros ojos.
Suspiro y abres un libro. Una hoja se convierte en un capitulo, y me explicas con paciencia infinita lo que lees. Yo me siento mal, torpe y sé que tu intelecto rebasa con creces al mío. Que vamos y vivimos niveles diferentes.
Sugiero hablar de otra cosa solo para deshacerme de tan fea sensación y es cuando la mencionas a ella. Siento como esos muros de los que te hable antes se derrumban, caen orquestados en una sola gran explosión. Y vuelves a sonreír, franco, y tus muros siguen ahí intactos.
Me siento triste por un segundo, y es entonces cuando lo notó. Notó esa energía que emanas, esa felicidad, esa paz. Me doy cuenta de lo pleno que eres, y ya no me importa lo guapo, lo extraño, lo inteligente que puedas resultarme, porque todo muta y se conjunta en una sola cosa: Eres perfecto, eres como un ángel.
Alzó la vista nuevamente hasta tus ojos (¿Cuándo creciste tanto?), y corro el flequillo de cabellos oscuros de tu cara. Te abrazó con fuerza y sorprendido me estrechas entre tus brazos.
-Se feliz, hijo mío.
-Gracias mamá-respondes.  





sábado, 10 de agosto de 2013

Por siempre

10/ agosto / 2013'

Por siempre


Un trago de licor viaja nuevamente de la botella a mis labios, y mientras trago pienso en que diré a continuación. Lamo el líquido que ha quedado en mis labios, y desenfadadamente tomo asiento frente a él, mirándole fijamente.
-Eres un idiota, ¿sabes?-digo, y siento que mi alma se agrandece, candente, intentando liberar lo que por años ha querido decir. –Todo este tiempo he pensado en ti, he vivido por ti, incluso he orado por ti… y ahora me toca ver con cierto horror tu silencio. ¿Qué sucede?
Mi voz es segura al soltar ese monologo, y paseo la vista por el lugar. La noche hace rato ha dejado caer su manto oscuro sobre la ciudad, y el calor ha disminuido apenas un poco. Es escandaloso que una señorita de mi edad este en este lugar, a esta hora, tomando whisky directo de la botella así sin más. Pero no me importa. Por el haría esto, y apenas Dios sabe que tanto más. 

-Mis amigos dicen que he de olvidarte, que solo hiciste daño en mi vida, que no significas más que dolor.-respiro profundamente, y le vuelvo a mirar fijo-pero ellos no saben todo lo que siento, todo lo que provocas en mí. Ellos no saben que eres mucho, muchísimo más que un simple hombre en mi vida. Creo que yo tampoco lo sabía, hasta que te fuiste. Pasa que eres mi perdición, y lo sabes, lo sabías y jugaste con ello. Por eso huiste, creo yo.-sé que las lágrimas escapan de mi normal control de emociones, y que  él las ve resbalar por mi cara. Niego con la cabeza, y sé que no tiene más sentido esto. –Bien, yo solo quería venir a decirte adiós. Espero esta vez sea por siempre-di un trago más a la botella, limpie mis labios esta vez con la manga de la playera, y dando un último vistazo a la tumba salí del cementerio.  Esta vez por siempre, me prometí.

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¡Hola!
Hoy les comparto esta viñeta un poco deprimente xD
¡Saludos y no olviden comentar! 

jueves, 1 de agosto de 2013

Carta

01/ agosto / 2013


26/ julio / 2013’ <3
TÚ:
¡Hola!
Supongo que esta carta es una despedida tangible, o algo asi como un “¡Tienes que volver a la realidad, amiga!” y  quisiera contarte de eso (A veces necesito que me escuchen).
¿Quizá será que has vivido esa emoción extraña en que te vas a enterar de algo, vas a pasar por un suceso, pero minutos o segundos antes no quieres ver, no quieres saber aún? Es una especie de miedo extraño e intenso, pero entonces te armas de valor, levantas la mirada y decides dejar eso atrás, y seguir como guerrero. Es justo lo que me pasa antes de abrir una carta (como esta), de ver resultados importantes (como los de la Universidad, o los de análisis de sangre), y antes de ver a alguien que me gusta, por lo regular. Eso, que para algunos es tan común, tan “día a día”, son cosas que han dado cambios radicales a mi vida. Son cosas que hacen que dejes tu casa, tu estado, tus amigos, y obtengas nuevas cosas a cambio.
Pero hoy me he dado cuenta que no estoy lejos solo de todos ellos, sino también cobró conciencia de lo lejos que estoy de ti.
Pues bien, esa emoción que te describí antes, ese “miedo” también me lo causas tu. Eres una persona que me impide a toda costa predecir su comportamiento y eso siempre me aterra al principio. Pero entonces te transformas, cambias  a una “buena noticia”. De pronto eres mi admisión a la Universidad, eres una carta abierta, eres un análisis de sangre sano, y eres una persona que me sonríe. Eres también mi mamá felicitándome, mi hermano mayor diciendo “me enorgulleces”, mi mejor amiga diciendo con lágrimas en los ojos “ella será enfermera”. Y todo cambia, gira mi vida, y eso es bueno. Me agrada.
Tiempo atrás compartimos algunos días juntos. La primera vez pensé que solo no tenías con quien perder el tiempo, pero a partir de ese día poco me importo, porque (aunque no se tu opinión), yo digo que ignoraba bastante sobre lo que podía llegar a suceder. No me molestaré en ponerle nombre o etiqueta… no sé qué sea, pero me fascina, me hechiza, me encanta. Y antes de que te hagas ideas extrañas, no, no te amo (y te pido por favor que no te asustes), creo solo es una especie de cariño que me eleva.
Y pues nada… que hoy me toca decir adiós (por seis meses, un año, una vida…) pero me gustaría que así como tú me obsequiaste algo, conserves algo de mí que te haga saber cuándo mi recuerdo sea borroso o se desdibuje mi imagen en tu mente, que fui real, que lo sigo siendo y que cuentas conmigo, no importa si este aquí, en otro estado o en Marte.
Yo por mi parte siempre recordaré cierto grupo musical, cierta banda, ciertas pláticas, fechas y puntos de reunión. Recordaré que Pátzcuaro, Morelia o cualquier otro lado resguardan a un hombre que, solo Dios sabe cómo, me inspiró a escribir esto.  Alguien que considero increíble.
Es todo, gracias…

-Celina M.

P/D: ¿Sabías que este es uno de los veranos más largos en siglos?  




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¡Hola!
Esta carta originalmente tiene una mancha de aderezo en un costado, una estampa de Iron Man para cerrarla, y esta escrita en una fina y elegante hoja de libreta. 
Nunca sé que decir, cuando debo expresar un "adiós". 

martes, 23 de julio de 2013

Soy libre

23/julio/2013

Soy libre

Son las 4 a.m., no he dormido bien en días, mi tez luce pálida, y mi aspecto es demacrado como todos aman asegurar.
La luna llena se alza majestuosa, y su luz blanquecina se cuela por mi ventana, iluminando mi habitación oscura.
Siento mi cuerpo, recostado en la cama, tensarse y advertir la presencia de algo más. Al parecer hoy será una de “esas noches”…
Intento tranquilizar mi respiración, mi mirada se eleva al techo y mentalmente pienso en oraciones.  Sé que en algunos segundos comenzara, y un nudo firme se atasca en mi garganta. Quiero llorar, gritar o al menos hacerle saber al mundo lo difícil que es para mí, pero sé que cuando diga lo que sucede en momentos como este, terminaré con una camisa de fuerza en algún cuarto de hule espuma. Pienso en mi canción favorita, aquella que de niña me cantaban y cuya letra esta tatuada en mi alma, y la canto en mi interior. Me abandono a ello, sé que entre más pronto comience, más pronto terminara.
Ahogo un grito cuando a través de la luz veo sombras danzar rápidamente. Es demasiada su velocidad para cualquier humano, y aun así no tiene sentido engañarme, hace años que yo vivo sola. Notó con pánico que la puerta de mi habitación está cerrada, y que prácticamente he caído en su trampa.
Abandono la posición fetal y apoyo mi espalda en la pared del rincón, aun sentada en la cama, abrazando mis rodillas.
Ellos son crueles, y sus miles de manos empujan mi cama y todas las cosas de mi habitación. Se, por el ruido de la madera al caer, que mi librero ha sido presa de ellos y desconsolada veo el mar de libros extenderse hasta mis pies. Otro golpe sordo seguido de un chillido rompe el silencio, e imagino los restos de mi guitarra dentro de su funda con una punzada de dolor. Incluso los frascos de perfume que alguna vez pertenecieron a mi madre perecen, aportando al ambiente un escalofriante aroma dulzón antiguo.
Tiemblo, y un sudor frio camina por mi espalda. Canto con más fuerzas en mi mente, imaginando campos soleados y lagos de colores preciosos, como arcoíris fundidos. Escucho sus risas, burlándose de mí, y comienzo a morder mis labios con toda la fuerza que he estado conteniendo.
Tenemos un trato, ellos suelen dejarme en paz por el día a cambio de mis sonrisas, pero esta noche sé que están desatados porque he sentido a uno rozarme el brazo.
Las lágrimas se deciden a salir en torrentes de mis ojos, y yo solo pienso aun en esa canción. Lo tétrico de la situación me exaspera, y sé que debería hacerles frente pero al apenas pensarlo se densa el ambiente, contándome de su fortaleza. Ellos son muchos, y yo vamos, yo soy débil.
Recuerdo a mi papá, a mi mamá, a mis hermanos abrazándome y meciéndome entre mis llantos desesperados por las noches, cuando yo apenas era una niña y como aprendí a callar lo oscuro de mi interior.
A veces pensaba que si todas esas sombras salían de mí, también podían volver a entrar.
Jamás lo lograre, acepto con pesimismo y continúo intentando normalizar mi respiración. Entonces me doy cuenta de que mi corazón camina lento, y de una presión nueva añadida en mis pulmones.  Se lo que se avecina, y asustada pienso en mi edad. Un año por cada sombra, y entonces ellos se ponen en fila frente a mí. Veo que ya son multitud.
Tras unos minutos de paz, en los que ni ellos ni yo hacemos nada, sonrió con pesadez y con apenas un movimiento que me cuesta una oleada de dolor les digo adiós. Pienso en que, a pesar de todo, me han hecho compañía, y me dejo llevar.
El aire me arrastra, me conduce, me eleva, y ya nada puedo hacer. Estoy muerta.
Y por fin, por fin soy libre. 

Tercer relato corto, y escrito en un momento de inestabilidad supremo. 

jueves, 18 de julio de 2013

Atractivo Sexual

18/julio/2013'

Atractivo sexual

Él le mira, ella lo observa, y algo nace entre ellos.
¿Qué es lo que le atrajo, quizá su vientre plano o la suave curva de sus pechos?
¿Qué es lo atractivo de él, quizá su estatura o la sonrisa de marfil que le envía?
Se vuelven a mirar y se sonríen. Todos los pasajeros que les acompañan en el metro podrían estar ahí o en China y les daría igual, porque no importan, porque ha desaparecido el asco producido por aquel señor de mal olor, porque aquella niña que llora a gritos ha dejado de colmar su paciencia, porque ya no se aferran a un tubo lleno de gérmenes: Ahora su vida se ha mudado a una pequeña burbuja donde solo existen ellos dos y esa corriente entre ambos, que a pesar de estar separados les une, como un hilo firme, dorado, resistente y reciente.
La mirada de él se adapta a la anatomía de ella: Encuentra profundamente interesante el escote ligero de su blusa blanca, y aun más que esta le permite ver ese ombligo adornado por un arete.  Ella se conforma con ver el brazo que se asoma bajo aquella camisa, y la porción de torso que blanca, se muestra, curiosa.
Y las miradas de ambos se vuelven a encontrar, y de repente el metro anuncia una parada y ellos sobresaltados se dan cuenta de la realidad. Se dan cuenta de que son las siete y quince de la mañana, que probablemente llegaran tarde, y que aun faltan caminar unas cuantas cuadras más. Se dan cuenta de que aquel muchacho de aspecto inocente ya les ha robado la cartera a dos señoras. Se dan cuenta de que aquella chica con aspecto de come libros advirtió todo y no dijo nada, pues su mirada se encuentra enfocada en la región glútea de él. Se dan cuenta de aquella pareja al fondo del vagón, ellos que parecen estar entrelazados y con aspecto de no poder –aunque quisieran- separarse jamás.  Se dan cuenta de aquel señor de edad avanzada que observa con ojos libidinosos a una colegiala entretenida con su Ipod. Se dan cuenta de sus propios cuerpos, reaccionando a todo, y vuelven a mirarse entre si. Entonces aquel hilo dorado se rompe, y con un asentimiento de cabeza el baja del metro.

 Ellos fueron solo otras victimas más del atractivo sexual. 

Segundo en mi colección de relatos cortos.

domingo, 14 de julio de 2013

Herido del cuerpo, herida del alma.

14/julio/2013'

Herido del cuerpo, herida del alma.


Dices ser una bestia. Tu mirada delata el dolor que conlleva semejante declaración y te alejas de mí, mirando el suelo, mientras tu figura se encorva ligeramente como si todo pesara igual que tu alma.
Estiro el brazo e intento alcanzar tu mano. Tu mirada me busca, me advierte y tus finos labios se tensan, al igual que tu cuerpo.
-Shhh-digo-no te haré daño.
Suspiras y exasperado me explicas que no temes eso, sino más bien que tú puedas hacérmelo a mí. Te aseguro que estaré bien, que no me pasará nada, que confió en ti.
Tiemblas. Tus ojos acuosos indican que he tocado fibras sensibles, y  repentinamente abrumada intento con más fuerza tocarte.
Esta vez no me rehuyes  e incluso envuelves mi mano en la tuya. La aprieto suavemente y con el pulgar dibujo formas en tu piel. Siento tu cuerpo convulsionar levemente a causa de sollozos reprimidos, y odio con todas mis fuerzas a aquel que te hizo semejante daño.
-Estarás bien, yo te ayudaré-susurró casi sin fuerzas, y me siento desfallecer cuando con tu mano libre limpias tus lágrimas. Acallo sin éxito el impulso de abrazarte, y simplemente recorro mi mano por tu brazo hasta tu hombro, donde la poso y sobre ella mi mentón.-Eres la mejor persona que he conocido. Eres un ángel. Me has salvado la vida. No soporto verte mal.
Palabras comienzan a salir a borbotones por tu boca, mientras el sol se abre paso por el bosque oscuro en que estamos, y un rayo de luz hace reflejar el color ocre de tu cabello.  No entiendo lo que me quieres decir, hasta que te sueltas de mi torpe abrazo y pasas tus dedos por las cicatrices que cubren tus brazos.
-Quisiera que entendieras lo podrido que estoy por dentro. –murmuras.
-No digas estupideces. Quiero entenderte, pero no puedo hacerlo si sigues levantando esas murallas de lastima por ti mismo alrededor.-Veo como tu piel marfileña se pone aún más pálida, y el gesto de dolor que cruza rápidamente tu rostro. –Déjame ayudarte, toma mi mano, tócame, soy real, no quiero hacerte daño. –mi voz baja como si estuviera orando te sorprende. Sabes que soy toda energía y pasión, pero verte tan mal a minado mis fuerzas, y probablemente mi felicidad.
-Eres pura bondad conmigo. Temo que un día cambies de opinión y me abandones a mi suerte. No quiero montar ningún tipo de dependencia, de sentimiento hacia ti. No quiero tener más heridas. –dices esto viendo directo a mis ojos, y consternada siento la sangre bajar a mis pies.
Lenta y cuidadosamente tomo tu mano y la coloco en mi pecho.
-¿Sientes eso? Ahí dentro yo también tengo muchas heridas-te digo claramente, con el corazón loco por el contacto-No te jurare un “siempre”, quizá ni siquiera un “mañana”. Tu cuerpo está herido, yo tengo herida el alma.  Existe conmigo, no temas, nos cuidaremos el uno al otro.
Quitas tu mano, y la posas a cambio en mi mejilla. Uno firmemente nuestras frentes y tomo con cuidado tu brazo libre. Retiro la playera manga larga oscura que lo cubre, y beso una por una las viejas cortadas que se amontona en tu piel.
-Te amo.-me dices, y yo pierdo el suelo, el cielo, y el alma. Te veo más grandioso que nunca.  

Me abrazo a tu cuerpo, y me prometo que cueste lo que cueste, dure lo que dure, yo te haré feliz.



Primer relato corto (:

Propósito de este Blog

14/julio/2013’

¡Hola!
Este blog está destinado a todos los pensamientos, historias, cuentos, o pequeñas cartas que en algún momento salen de mi mente y no soy lo suficientemente “completos” como para intentar crear un libro.
No prometo actualizaciones continuas, pero si mucho sentimiento en lo que por aquí aparezca.


-Celina