lunes, 13 de enero de 2014

Bebé

14/enero/2014'<3
Para esta lectura, quizá te gustaría oír una canción de Kings of Leon, titulada Wait for me (https://www.youtube.com/watch?v=MC8QcaMMVQE), puesto que en ella me inspire para lo escrito a continuación. Sin más que decir, ¡gracias por leer!


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Es ella quien conduce de manera ruda, de manera descuidada, de manera poco común. Ella, la chica responsable, la joven buena, ella que aprobó de manera perfecta el examen de conducir y desde los 18 ostenta una licencia. Ella que desde que puede ha paseado a amigas, familia e incluso bebes en el asiento de atrás. Ella, la que ha derrapado al arrancar.  

Es ella.

Ella, la hija perfecta, la que reúne todos los requisitos. Ella, la que es amable, sonriente, optimista, y hasta guapa. Ella, la que desde toda la vida ayudo en casa, cuido a los pequeños, dio una mano cuando se le necesitaba. Ella, la que eligió la carrera que su padre decidió, la que no ha dado disgustos, la que nunca llega tarde. Es ella la que ha acelerado a 130 kilómetros por hora, aun bajo la inesperada lluvia.

Es ella.

Ella, la mejor novia del planeta (al menos eso reza una calcomanía pegada en la parte posterior del auto plateado, un malibu del año). Ella, que ha durado tres años enteros con el chico rubio, apuesto, presidente de la clase y líder natural. Ella, que está pintando el futuro con brillante maestría, pues es novia de un futuro político, de un futuro empresario, de un futuro alguien. Ella, que toma las curvas peligrosas sin casi siquiera frenar.

Es ella.

Ella, la mejor amiga de todos (eso dice una carta atada a un peluche gigante, sentado en el asiento de atrás). Ella la que escucha, la que pone atención, la que da el consejo adecuado, la que sonríe, la que llora, la que acompaña. Ella, la persona ideal cuando necesitas a alguien, la ideal para buscar. Ella, que conduce con los vidrios empañados sin visibilidad.

Es ella.

Ella, la estudiante modelo, la de calificaciones perfectas. Ella, la del siempre correcto uniforme, apuntes con caligrafía perfecta, ortografía intachable, la que lee y escribe. Ella, la compañera ideal, la oradora, la líder, la cabecilla. Ella, que sube la música a todo volumen y no escucha los claxons detrás.

Es ella.

Ella, la mujer única, la de valores y ética, la de ideales claros y precisos es quien conduce a toda velocidad contra un árbol. Ella, la que siente el choque, su cuerpo balancearse hacia el vidrio y atravesarlo, porque ella, tan correcta, ha decidido no ponerse el cinturón de seguridad. Escucha la bolsa de aire estallar, y su mente corre a toda velocidad mientras siente su cuerpo ser expulsado a toda velocidad contra el tronco, el desquiciado tronco con ramas abiertas que parece esperarle.

Es ella.

Ella, la que sonríe en sus últimos momentos y siente un torrente de lagrimas atravesar la cara. La que ha decidido elevar una plegaria y pedir por dos almas. Ella, la que ahora sangra y sangra sin parar…

Era ella.

Era ella porque se canso, se canso tanto y nadie la oía. Era ella, porque tenía la vida “soñada”, la vida “hecha”, porque nadie se preocupaba por lo que pudiera pasar por su cabeza. Era ella, porque se canso de cumplir con las expectativas que todos tenían para su vida, para su existencia, para su eternidad.

Era ella.

Era ella, porque se harto de cumplir con todas las expectativas falsamente creadas en torno a su persona y decidió tomar el problema con ambas manos. Porque se dio cuenta que la libertad estaba en su actuar y en nadie más, la que era y ya no es.

Era ella.

Era ella, porque probó sus límites con alcohol, con noches locas a escondidas, con barreras cruzadas, con travesuras tardías. Ella, que decidió crecer de la noche a la mañana pensando que el mundo de los adultos es solo una vorágine de alcohol, drogas, y sexo sin pudor.

En realidad, no era ella. Eran ellos.

Porque al matarse a ella, lo mato también a él.

Buenas noches, descansa, pequeño bebé.