14/enero/2014'<3
Para esta lectura, quizá te gustaría oír una canción de Kings of Leon, titulada Wait for me (https://www.youtube.com/watch?v=MC8QcaMMVQE), puesto que en ella me inspire para lo escrito a continuación. Sin más que decir, ¡gracias por leer!
Es ella quien conduce de
manera ruda, de manera descuidada, de manera poco común. Ella, la chica
responsable, la joven buena, ella que aprobó de manera perfecta el examen de
conducir y desde los 18 ostenta una licencia. Ella que desde que puede ha
paseado a amigas, familia e incluso bebes en el asiento de atrás. Ella, la que
ha derrapado al arrancar.
Es ella.
Ella, la hija perfecta, la
que reúne todos los requisitos. Ella, la que es amable, sonriente, optimista, y
hasta guapa. Ella, la que desde toda la vida ayudo en casa, cuido a los
pequeños, dio una mano cuando se le necesitaba. Ella, la que eligió la carrera
que su padre decidió, la que no ha dado disgustos, la que nunca llega tarde. Es
ella la que ha acelerado a 130 kilómetros por hora, aun bajo la inesperada
lluvia.
Es ella.
Ella, la mejor novia del
planeta (al menos eso reza una calcomanía pegada en la parte posterior del auto
plateado, un malibu del año). Ella, que ha durado tres años enteros con el
chico rubio, apuesto, presidente de la clase y líder natural. Ella, que está
pintando el futuro con brillante maestría, pues es novia de un futuro político,
de un futuro empresario, de un futuro alguien. Ella, que toma las curvas
peligrosas sin casi siquiera frenar.
Es ella.
Ella, la mejor amiga de
todos (eso dice una carta atada a un peluche gigante, sentado en el asiento de atrás).
Ella la que escucha, la que pone atención, la que da el consejo adecuado, la
que sonríe, la que llora, la que acompaña. Ella, la persona ideal cuando
necesitas a alguien, la ideal para buscar. Ella, que conduce con los vidrios
empañados sin visibilidad.
Es ella.
Ella, la estudiante modelo,
la de calificaciones perfectas. Ella, la del siempre correcto uniforme, apuntes
con caligrafía perfecta, ortografía intachable, la que lee y escribe. Ella, la
compañera ideal, la oradora, la líder, la cabecilla. Ella, que sube la música a
todo volumen y no escucha los claxons detrás.
Es ella.
Ella, la mujer única, la de
valores y ética, la de ideales claros y precisos es quien conduce a toda
velocidad contra un árbol. Ella, la que siente el choque, su cuerpo balancearse
hacia el vidrio y atravesarlo, porque ella, tan correcta, ha decidido no
ponerse el cinturón de seguridad. Escucha la bolsa de aire estallar, y su mente
corre a toda velocidad mientras siente su cuerpo ser expulsado a toda velocidad
contra el tronco, el desquiciado tronco con ramas abiertas que parece
esperarle.
Es ella.
Ella, la que sonríe en sus últimos
momentos y siente un torrente de lagrimas atravesar la cara. La que ha decidido
elevar una plegaria y pedir por dos almas. Ella, la que ahora sangra y sangra
sin parar…
Era ella.
Era ella porque se canso, se
canso tanto y nadie la oía. Era ella, porque tenía la vida “soñada”, la vida “hecha”,
porque nadie se preocupaba por lo que pudiera pasar por su cabeza. Era ella,
porque se canso de cumplir con las expectativas que todos tenían para su vida,
para su existencia, para su eternidad.
Era ella.
Era ella, porque se harto de
cumplir con todas las expectativas falsamente creadas en torno a su persona y decidió
tomar el problema con ambas manos. Porque se dio cuenta que la libertad estaba
en su actuar y en nadie más, la que era y ya no es.
Era ella.
Era ella, porque probó sus límites
con alcohol, con noches locas a escondidas, con barreras cruzadas, con
travesuras tardías. Ella, que decidió crecer de la noche a la mañana pensando
que el mundo de los adultos es solo una vorágine de alcohol, drogas, y sexo sin
pudor.
En realidad, no era ella.
Eran ellos.
Porque al matarse a ella, lo
mato también a él.
Buenas noches, descansa,
pequeño bebé.