sábado, 6 de junio de 2015

¿Qué estás pensando?

¿Te ha pasado que quieres ser escuchado? Creo que es una necesidad irrefrenable del ser humano. En si, más que escuchados, queremos ser entendidos.

Eso es justamente lo que quiero. Reunirme con un total desconocido en X o Y lugar y hablar por horas, por días, por meses. Todo el tiempo que sea necesario y que tome contar mi vida. Soltar esos demonios y fantasmas que me asedian, que no me dejan en paz, que me drenan la vida de a poquito.

Y de ser posible, que me entienda. Que no ponga esa mirada lastimera que las personas suelen hacer, o esos ojitos distraídos de quien se aburre. Que no juzgue. Que no se incomode ante unas pocas (¿o miles?) de lágrimas o ante esas risas que puedan de mi escapar. Que no se enoje por lo que he hecho y lo que no. 

Sobre todo estaría extremadamente bien que no emita comentarios inútiles llenos de positivismo cuando quizá lo único que quiera hacer es quejarme amplia y abiertamente. Todos los días soy optimista hasta la médula, ¿no tengo permiso de quejarme por una ocasión? 

Un ser que no conozca siquiera mi nombre así como tampoco prejuicios; la vida es mas que un montón de ideas pre-fabricadas implantadas en nosotros. 

Una persona que este apenas y tan rota como yo, porque esa podría ser la única persona que comprenda que a veces, cuando es la 1:32 a.m. y miras el techo del lugar donde podrías vivir, lo único que anhelas es un poco de compañía, una mano sobre la tuya y una coca-cola muy fría.