domingo, 4 de mayo de 2014

500 palabras


Tú:
De un tiempo para acá he podido notar lo cansado que estas de caminar. Quizá las botas te aprieten un poco, o el camino no es plano más. Puede ser todo ese peso que llevas en los hombros, el que estas tan agotado de cargar.
He visto también lo ausente que se encuentra tu sonrisa. Ya no ilumina más los campos por la mañana, y ha dejado de guiar los senderos por las noches. Quizá sea por tristeza, o porque no puedes sonreír mas. Puede ser esa historia trágica, la que intentas dejar atrás.
Me he asustado con lo débil de tu humor. Esas historias cómicas entre nosotros desaparecen, y no dejan rastros detrás. Quizá sea que estas muy ocupado, o porque no hay más tiempo para mí. Puede ser que nuestras conversaciones te pesen tanto como todo lo demás.
Pero la verdad… me has decepcionado.
Porque antes cuando esto sucedía, apretabas las agujetas, pateabas las rocas, ajustabas la carga en la mochila, sonreías más, reías más, y el tiempo se convertía en eterno. Antes no te dejabas superar.
Y la verdad extraño a ese hombre. Al de fuertes convicciones y decididos sueños. Al que no se resignaba a la vida que le ha tocado vivir, ese hombre, el que siempre buscaba más. ¿Dónde lo has dejado? Para irle a buscar.
Porque este, el actual, me está matando. Me desconcierta con cada débil paso, cada vez que veo sus hombros caídos y al preguntar el motivo se remite al pasado, a ese que bien sabemos (él y yo) que ya no se puede cambiar. Me hiere que donde antes había vida ahora solo vea oscuros y depresión, y peor aun que ahora estos sean motivo de excusa para dejar de luchar por lo que se anhela.
¿Cuándo te sustituyo este hombre débil, de manos suaves, de piel pálida que no conoce lo que es trabajar, lo que es luchar?
Dime si hay fecha de regreso, si puedo esperar algo. Dame esperanzas o córtalas de un tajo, porque no quiero ni me interesa convivir mas con este nuevo ser. La última vez lo sorprendí sintiendo lastima de sí mismo, sintiendo remordimiento por su propia historia, buscando que los demás sintiéramos lo mismo por él.
¿Y qué? ¿Y que si no has tenido una vida fácil? ¿Qué si todo duele? ¿Quién dijo que sería fácil? ¿Dónde quedo ese, que me decía que el camino rocoso y alto me llevaría a una mejor vista?
Lo aclamo entre lágrimas porque me duele entender que puede estar muerto.   
Dime por favor que no es así. Ven y calma esta tormenta que llevo dentro, devuélveme a la llovizna que acaricia la piel como sol de verano, al estado de paz que se siente solo cuando un verdadero amigo te toma la mano.
Porque te quiero.
Y sé que no te lo he dicho mucho, pero tienes que saberlo. Quiero de vuelta a ese hombre fuerte que es mi amigo.
Devuélvelo, por favor.

Atentamente: Yo.